ROSA DE JUNIO
Juventino Sánchez de la Vega
I.
A la hora del canto y de la rosa
naciste, Amor, tras de la dura espina,
y te bañó en su sangre peregrina,
de la espuma del mar la núbil diosa.
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Amaneciste, Junio, en la amorosa
quietud primaveral que se adivina,
un sueño de color de aguamarina
que rueda hacia la muerte silenciosa…!
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Amaneciste azul cuando el rocío
te llevó su mensaje en plenilunio
y de jacintos el undoso río
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desbordó la vida. Mi antelunio
pasó… y al madurar el sueño mío,
brotó la rosa en el jardín de junio…!
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II.
¡Junio, tú nos miraste en ese instante,
en que toda emoción se primavera
con la sangre fluvial de la primavera
rosa que se degrada palpitante!
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La espina de la rosa fue punzante
y después del dolor, en larga espera,
enfloróse de rosas la pradera
y así quedó mi corazón sangrante…!
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La primavera nos tendió su alfombra,
la vida me ciñó con sus abrojos
en la raíz de mi dolor que asombra…
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espejos de la noche eran sus ojos
y en ellos se asomó mi leve sombra
de amor para besar sus labios rojos…!
III.
Y mis labios sangraron con los besos
en mi afán de sorpresa enardecida,
hasta que fue mi boca roja herida
en la nieve callada de los rezos…!
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Del amor madurándose los brezos;
pasó la noche clara de la vida,
y celosa la aurora amanecida
entre espinas halló mis labios presos…!
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Y quiso deshojar la rosa mía
con sus rosados dedos, en la duna
mas, con mi sombra la cubrí en el día,
y así, mi amor, bajo la noche bruna,
la libró de la nieve que caía
cual navidad de pétalos de luna…!
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IV.
Tan tierna era mi rosa, que el aliento,
podría deshojar, tras de la ausencia,
su corazón de dulce transparencia
como las hojas que calcina el viento…
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El hálito se hallaba somnoliento
en el más verde gay de la conciencia,
y pura con sus galas de inocencia
la guardó en su jardín el pensamiento…
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Y abierto ya el botón de su clausura,
apenas la mirada luminosa
la tocó desde lejos con ternura,
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y volvió a su retiro más ansiosa,
a hundirse del silencio en la negrura
el dulce tono amarillo de la rosa.
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V.
Hace tres años, junio, mi esperanza
reverdece en el campo de la aurora,
y el corazón en la penumbra llora
con lágrimas de sangre… ¡su añoranza!
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Se nutre del dolor y la olvidanza
en esta aguda soledad sonora,
y en la callada música, -deplora-,
el amor que se fuga en lontananza…!
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Pero el alma es la rosa de la vida,
la rosa mía que por siempre dura
y aunque está desangrándose mi herida,
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¡ay!, por haber tocado su hermosura,
más allá del espacio, presentida,
responde de mi voz a la ternura…!
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VI.
¡Rosa del corazón, -ingente llama-,
raíz de mi ternura y mis dolores,
rosada quinta esencia de mis flores,
mi juventud te dice que të ama…!
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La lis de tu presencia me reclama
como el único amor de tus amores.
¡Clávame con tus grafitos punzadores
y luego mis heridas embalsama…!
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¿No ves que la esperanza es el rocío
que la mañana de sus ojos vierte,
lo mismo en primavera que en estío?
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el corazón solloza por no verte…!
¡La vida de jacintos es un río
en ruta silenciosa hacia la muerte…!
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VII.
Pero llevo en mi ser tu geometría
¡Oh rosa triangular de Cardinales
pétalos -elementos esenciales-
donde está la más alta trilogía…!
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Por eso yo te llamo toda mía
y en el jardín de Junio de liliales
crepúsculos, del llano en los cristales
te ciñe la más pura poesía…!
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Ciñe mi voz tu roja transparencia,
y en el aire tu aroma se adivina,
se dibuja en la nube tu presencia,
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y en la más onda concha submarina,
eres la rosa perla de la esencia
de mi sueño color de aguamarina…!
